lunes, 7 de enero de 2008

Amante Para 7 días.

Se contonea por mi paisaje mediterráneo, acaricia cada valle y loma de estas cansadas montañas deslizándose suavemente como si de la lengua de un amante se tratara. Yo la recorro de arriba hacia abajo casi cada fin de semana. Conozco cada curva, cada recta, cada cambio de rasante... la respeto y me respeta.
En el coche siento como el neumático acaricia su duro asfalto y me siento libre. A menudo que aumenta la velocidad, mi mente viaja más lejos abstrayéndome de todo. Sólo existimos ella y yo.
A veces, veo como mata sin piedad ahogando hasta el último grito en el calor del asfalto. Es peligrosa, pero deliciosa a la vez.
Sus blancas marcas pasan fugazmente hacia el infinito y se pierden. Las barreras de protección convergen en un punto lejano del horizonte que me reta a alcanzarlo, pero nunca lo consigo. Me transporta con dulzura de punto a punto de forma agradecida.
Tantas horas en ella y nunca le había dedicado unas palabras a mi querida AP7.

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