Su puño aprieta fuerte la almohada mientras nota su lengua recorriendo su suave y blanco cuello de cisne. Con la otra mano coge las sábanas cuando él desvía la boca hacia sus preciosos senos, donde juguetea un poco con los pezones antes de recorrer el vientre que le llevará hasta la mojada gloria de su sexo. Allí rodea la entrada antes de probarla, con la intención de enloquecerla de ganas, mientras ella arquea la espalda llena de placer incontenido, deseando sentir su lengua saboreando su esencia femenina. Es entonces cuando se adentra con dos dedos en ella notando por la humedad de su palpitante sexo cuánto ansía que la posea. Los "boxer" ahora delatan su obvio deseo de hacerlo y ella no puede evitar extender la mano para sentirlo mejor mientras al contacto carnal de su fina y femenina mano, él cierra los ojos poseído por el placer que le envuelve.
Ella, ansiosa, desnuda su miembro erecto para saborearlo delicadamente notando el calor que desprende y la rigidez de su deseo. Enloquecido por la lujuria, se desprende momentáneamente de ese dulce beso para adentrarse en la comodidad de su vagina que lo recibe expectante y llena de placer. Al adentrarse, nota como va separando poco a poco las humedecidas paredes y gime de placer. A cada embestida le sigue un erótico gemido femenino que intensifica la tormenta de sensaciones que recibe por todo su cuerpo. Ella, abraza con las piernas su cintura entrelazando los pies a su espalda impidiendo que escape de su prisión voluntaria de éxtasis incontenido.
Tras una hora de fusión de almas, las acometidas son rápidas y profundas y frente a frente con los ojos abiertos, clavándose la mirada, los dos se estremecen en una explosión de placer infinita que les deja por un momento sin respiración y con la mente en el paraíso antes de caer exhaustos sobre el colchón.