En mi mano un As y un Rey, y volteadas en la mesa un dos y un tres todos de corazones. Sólo una Dama de picas se aísla de las dos. Sé que sólo han salido tres cartas, pero yo he apostado la mitad de lo que tengo cuando mi Rey y mi As se miran nerviosos. Si la carta siguiente es de corazones, tendré color al As, una mano fuerte. Pero la carta que se voltea es otra Dama, esta vez de diamantes, no tengo nada formado y sólo queda una oportunidad para ganar o perder, pero me da igual, yo ya he hecho "All in".
La quinta carta, se voltea lenta y ceremoniosamente para mostrar otra Dama, pero de corazones. Tengo el color más alto posible, pero en la mesa hay tres Reinas y si mi contrincante tiene la suerte que traen los tréboles de su posible Reina hará un póquer de Damas, lo que superaría mi mano. Pero me da igual, yo ya he hecho "All in".
Sin conocer a mis contrincantes, ni siquiera sé cuántos son, ahora sólo queda mostrar las cartas, que serán las que decidan quién pierde los sentimientos invertidos en la partida y quién gana el "All in".
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