miércoles, 12 de diciembre de 2007

Sotto questa luna piena

El fogonazo del fósforo al ser rascado contra la cajetilla ilumina pobremente el ladrillo caravista de la esquina del callejón, un cigarrillo y un rostro sereno y anguloso. La punta del pitillo cobra vida consumiéndose, y la cerilla cae al suelo mojado y brillante. Unos caros zapatos negros la ahogan contra el charco. Vuelve de nuevo la protectora oscuridad.
Toda la calle se encuentra envuelta en una nieblina humeante que lucha por sobrevivir a las pocas gotas que aún caen del oscuro cielo nocturno.
De fondo, se escucha un lejano saxofón tocando alguna deprimente canción de blues.
El misterioso individuo del callejón sigue acechando desde la esquina mirando de vez en cuando la calle principal; se alisa la americana y se ajusta la corbata negra que reposa sobre una camisa granate. En ese momento, un coche negro hace su aparición en la calle principal. Apaga las luces y de él baja un hombre con gabardina y un maletín en la mano.
Y como si hubiese sabido todo el timpo la hora de llagada del vehículo, el misterioso personaje, arroja el cigarrillo a medio consumir al suelo, se ajusta el oscuro sombrero y se dirije con paso seguro hacia el recién llegado.
- ¿El señor Di Pietro?
- Sí, dígame...
La boca del silenciador escupe una punzante bala que atraviesa a quemarropa en diagonal y de abajo a arriba el hígado, pulmón izquierdo y columna vertebral escapando hacia el cielo cubierto de nubes.
-Adiós.
La víctima, todavía en pie, abre los ojos en una mueca de dolor, angustia, y miedo. Su verdugo lo sujeta fríamente por un brazo mientras lo ve caer fulminado al bordillo de la acera. El cuerpo, que yace ya completamente sobre el suelo, aún sujeta en su mano derecha el maletín.
Antes de marcharse serenamente por la calle principal, el asesino saca del bolsillo interior de su chaqueta una rosa negra que deja apoyada sobre el pecho de la víctima.
Es entonces cuando las nubes que cubrían el cielo se mueven con la brisa nocturna, despejando ligeramente el manto de lluvia y la macabra flor, queda iluminada bajo la luna llena.

1 comentario:

Caronte dijo...

De puta madre este cachito de novela de "asesinos" o de "mafiosos".
Me encanta el detalle de ciertas descripciones. ¿O debería decir la descripción de ciertos detalles? Lo que sea... muy bueno, nano.