Tuve una ilusión. Volví del casino con mucho más dinero del que tenía en mi bolsillo. Me creía invencible. Pero esta noche esa ilusión se ha desvanecido junto con mi dinero. Creía que la suerte estaba de mi lado, y me he dado cuenta que es sólo una vulgar prostituta que no repara en emociones.
No he perdido tanto como gané la última vez, pero la sensación de derrota se ha apoderado de mí como si de un guerrero abatido se tratara. Esta noche he reflexionado, y he llegado a la conclusión, de que vaya con quien vaya el azar, algún día volverá también conmigo, al fin y al cabo soy un cliente más. Da igual que hoy me haya dado la espalda, otro día me dará uno de sus dulces besos... falsos, pero dulces.
Es irónico ver como cuando he llegado a casa, al repartirme a mí mismo varias manos de Blackjack, he ganado 9 veces consecutivas, y la primera con un Blackjack de los bonitos, de As y J de picas... Maldita puta... como me gusta.
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