Érase una vez un país que permitía extraños y perversos convenios urbanísticos que todos los alcaldes utilizaban como forma de conseguir ingresos. Un país en el que había una isla que pertenecía a un minstro, y en esa isla, en sólo 4 años los distintos municipios modificaron ¡227 veces! sus planes urbanísticos.
Un país en el que proliferaban como hongos los campos de golf en un territirio declarado desértico y en plena sequía. En el que se recalificaban hectáreas de suelo rústico en favor de una empresa cuyo administrador único era el concejal de urbanismo.
Un país en el que oscuras empresas privadas acaparaban pisos para generar una escasez aparente pero falsa y así subir los precios.
Un país lleno de víctimas: los estafados con las viviendas ilegales, los expropiados, los que no podían dejar la casa de sus padres. Un país en el que cuando los manifestantes coreaban "queremos un pisito como el del principito" la policía cargaba contra ellos sin que hubiera mediado provocación, pero ningún partido protestaba. Un país de policías, jueces, ministros y alcaldes corruptos, un refugio de mafias, un paraíso del blanqueo en el que a los habitantes parecía importarles más el entierro de una folklórica que el futuro de sus hijos.
Quiero manifestar mi apoyo y total simpatía a los miles de okupas que protestan por una vivienda digna para nuestro futuro y el de nuestros hijos, aunque la sociedad los vea como un problema y una lacra que hay que combatir. La única lacra que hay que combatir aquí es la de la ignorancia popular, la corrupción y el capitalismo que abusa del rebaño de borregos que ha criado. "El capitalismo no tiene ningún error; él mismo es el error."
Un país en el que proliferaban como hongos los campos de golf en un territirio declarado desértico y en plena sequía. En el que se recalificaban hectáreas de suelo rústico en favor de una empresa cuyo administrador único era el concejal de urbanismo.
Un país en el que oscuras empresas privadas acaparaban pisos para generar una escasez aparente pero falsa y así subir los precios.
Un país lleno de víctimas: los estafados con las viviendas ilegales, los expropiados, los que no podían dejar la casa de sus padres. Un país en el que cuando los manifestantes coreaban "queremos un pisito como el del principito" la policía cargaba contra ellos sin que hubiera mediado provocación, pero ningún partido protestaba. Un país de policías, jueces, ministros y alcaldes corruptos, un refugio de mafias, un paraíso del blanqueo en el que a los habitantes parecía importarles más el entierro de una folklórica que el futuro de sus hijos.
Quiero manifestar mi apoyo y total simpatía a los miles de okupas que protestan por una vivienda digna para nuestro futuro y el de nuestros hijos, aunque la sociedad los vea como un problema y una lacra que hay que combatir. La única lacra que hay que combatir aquí es la de la ignorancia popular, la corrupción y el capitalismo que abusa del rebaño de borregos que ha criado. "El capitalismo no tiene ningún error; él mismo es el error."
1 comentario:
¡Qué recuedos de aquella época en que me quise subir a bordo del Grandma y nos veíamos llevando la verdad a la net! Fraf, Craf, Graf... ¿Cómo era al final? En fin, no importa.
Buena palmadita en la cara a la realidad. Me gusta como escribes, coleguito, lo sabes ;)
en fin, tienes un regalito en mi blog.
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