Llevo mucho tiempo sin escribir, pero hoy mi vigilante nocturna se ha mostrado en su lleno esplendor, así que me he animado. Eso, y que hoy me he administrado dosis altas de cafeína.
No puedo dormir, así que intento acunarme escribiendo. Necesito un depresor del sistema nervioso, pero no pienso tomarme ningún somnífero.
Doy un vistazo a mi alrededor y la botella de vodka me devuelve la mirada. Maldito jugo de cereal... En fin, me ayudará a dormir, así que me preparo un vasito para grappa bien lleno.
El líquido roza mi garganta dejando un rastro de ardor sin sabor ninguno, lo que indica que la calidad es buena. Al cabo de un rato, despunta mis penas y las cubre con un velo de falsedad. Su olor me trae recuerdos de fiesta y resaca. Miro la botella y pienso en todas las vidas que ha podido arruinar. Soy consciente de ello. Nunca había hecho esto, pero hoy me es imposible dormir y son las 4:20 de la mañana, como no haga su efecto pronto, voy a saludar al no-bien-recibido; cosa que no me haría gracia teniendo en cuenta que en unas horas tendré que ir a clase.
Parece que el país de los sueños está más cercano, así que voy a intentar entrar. Buenas noches visitantes anónimos (y no tan anónimos).
Sergio.